Eran como el ying y el yang, como el verbo aprobar y suspender, como el blanco y el negro.
Él era conquistador,romántico,soñador y fiel. Con una pizca de picardía y sensualidad y con grandes ojos marrones.Sabía cómo hacerla reír, cómo hacerla ilusionar, cómo dejarla con ganas de más en cada beso. La tenía enamorada, hipnotizada en ese amor de película. Le componía canciones y se las cantaba, le hacía de rabiar y le daba las buenas noches cada día.
Pero todo esto no podía ser tan bonito, no existía el amor perfecto ni mucho menos el hombre perfecto. Algo acechaba en torno a ellos dos, ¿era miedo a lo desconocido? ¿era el tiempo mal aprovechado de los últimos días? se preguntaba ella cada noche.
No se sabía, quizá lleva razón su amiga y pertenecían a mundos totalmente distintos, quizá no era su verdadero amor y simplemente en el futuro sería algo pasajero y efímero. No lo sabía, lo único de lo que sí tenía pensamiento era de que cada vez veía un final más cercano, era triste, sí, ya el tiempo tomaría su decisión...
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